El Boro ha sido un ingrediente esencial en esmaltes cerámicos y de porcelana (vítreo) durante siglos. Los esmaltes son los revestimientos delgados o de vidrio fundido sobre las superficies de pisos y revestimientos cerámicos, vajilla (p. e. porcelana china), y sanitarios de cerámica, que aportan brillo y resistencia.
Los esmaltes de porcelana son similares en naturaleza, pero se utilizan en objetos de metal tales como ollas y sartenes, electrodomésticos, bañeras metálicas, tanques de almacenamiento y silos, paneles arquitectónicos y letreros.
Ya antes de su uso en vidrios y esmaltes, los boratos fueron incorporados en fritas cerámicas en la fabricación de azulejos y baldosas. Las fritas son materiales de naturaleza vítrea ricas en sílice (SiO2), obtenidas por fusión de una mezcla de diferentes materiales cristalinos a altas temperaturas (hasta 1550 °C), seguida de un enfriamiento rápido de la masa fundida.
La frita resultante se mezcla con otros materiales, como agua y colorantes, y son finamente molidos para hacer que la suspensión se pueda aplicar a la superficie del sustrato (cerámica, metal). Después de la aplicación, el sustrato es secado y cocido para fundir el vidriado o esmalte sobre la superficie.
En esmaltes, los boratos se utilizan para iniciar la formación del vidrio y reducir la viscosidad, lo que ayuda a formar una superficie lisa y reducir la expansión térmica. Esto facilita un buen ajuste entre el barniz o el esmalte y la zona que cubre.
El boro también permite aumentar el índice de refracción (o brillo), mejorar la durabilidad mecánica, y la resistencia a los productos químicos, así como ayudar a disolver agentes colorantes.
Recientemente, los boratos han ganado aceptación como ingrediente importante en los cuerpos cerámicos, ya que permite a los fabricantes reducir el espesor de las baldosas, utilizar una gama más amplia de arcillas, aumentar la productividad, y disminuir el uso de energía, pues los boratos actúan como fundentes, rebajando el punto de fusión de la matriz vítrea del esmalte.